Cada vez existen más evidencias sobre la estrecha relación entre la salud bucodental y nuestro estado general de salud. Diversas investigaciones han establecido el vínculo entre la salud de nuestra boca y la aparición y desarrollo de múltiples patologías como pueden ser las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis, las enfermedades de los riñones o incluso la enfermedad de Alzheimer.
En esta misma línea, un estudio publicado en la revista Hypertension de la American Heart Association, elaborado por investigadores de la Università degli Studi dell’Aquila en Italia en 2018, estableció la relación entre la salud bucodental y la tensión arterial.
El estudio fue elaborado en base al análisis de exámenes médicos y dentales de más de 3.600 personas con hipertensión arterial. Los resultados concluyeron que las personas que mantienen una buena salud de las encías presentan niveles inferiores de tensión arterial, y a su vez responden mejor a los tratamientos para controlarla.
Por el contrario, los hallazgos indican que las personas aquejadas de enfermedad periodontal tienen un 20% menos de probabilidades de alcanzar niveles normalizados de tensión arterial. Según los criterios de la American Heart Association, el rango de presión arterial objetivo en los casos de hipertensión debería ser inferior a 130/80 mmHg.
La investigación reveló asimismo que las personas que recibían tratamiento para la hipertensión y que sufrían periodontitis severa presentaban una presión sistólica 3 mmHg más alta en promedio que las que no la sufrían. Y en el caso de las personas hipertensas que no estaban sometidas a tratamiento, la presencia de enfermedad periodontal incrementaba esta diferencia hasta los 7 mmHg.
También es interesante el estudio Is Systemic Inflammation a Missing Link Between Periodontitis and Hypertension? , publicado en 2021 fruto del trabajo conjunto de investigadores de la Facultad de Odontología de la Universitat Internacional de Catalunya y del Eastman Dental Institute University College London, que sugiere que la inflamación sistémica podría ser el factor determinante que relaciona la enfermedad periodontal y la hipertensión arterial.
Los resultados del estudio corroboran que las personas con periodontitis tienen un 60% más de probabilidades de padecer hipertensión que aquellas que tienen las encías sanas, y pone de manifiesto la elevación de marcadores de inflamación sistémica en pacientes con periodontitis, como la proteína C reactiva y el recuento de leucocitos.
La conclusión general que se puede extraer de estos estudios es que la enfermedad periodontal interfiere en las terapias de control de la tensión arterial. Por este motivo, los pacientes que sufren periodontitis requieren de un mayor control de la presión arterial y, a su vez, que aquellos que sufren de hipertensión pueden contribuir a mejorar su estado mediante tratamientos odontológicos orientados a contrarrestar las enfermedades de las encías.
Estos hallazgos adquieren una dimensión especial entre las personas mayores, ya que la tendencia general indica que a partir de los 60 años se presenta un incremento diferencial entre presión arterial sistólica y diastólica.
Mientras que la presión sistólica suele aumentar por encima de los 140 mmHg, la diastólica tiende a mantenerse o disminuir por debajo de los 90 mmHg, principalmente como consecuencia de la rigidez de las arterias debido a la arteriosclerosis y a la acción de determinadas hormonas.
Dada la elevada prevalencia tanto de la hipertensión como de la enfermedad periodontal entre el colectivo de personas mayores, y al hecho de que en muchas ocasiones nos encontramos con cuadros de pluripatología, el cuidado de la salud bucodental adquiere una especial relevancia.
Por ello, desde Lura Care queremos insistir en la necesidad de un enfoque preventivo y un control continuado del estado de las personas de edad avanzada, así como en la necesidad de un abordaje terapéutico multidisciplinar en colaboración con otras especialidades médicas. Solo de este modo, garantizaremos no solamente una buena salud bucodental, sino un buen estado de la salud general de las personas mayores.