¿Cómo afecta la llegada de la primavera a nuestra salud bucodental?

Para muchas personas, la llegada de la primavera tiene connotaciones positivas. El incremento de las horas de luz y el aumento de las temperaturas propician ajustes a nivel metabólico, entre los que cabe mencionar un incremento de la segregación de feromonas, oxitocina, dopamina y noradrenalina. Y estos cambios suelen verse reflejados en la denominada euforia primaveral, caracterizada por un cierto nivel de hiperactividad, un mayor nivel de energía y una mejora general de nuestro estado de ánimo.

Pero, ¿qué sucede cuando estos cambios afectan de forma negativa a nuestra salud y bienestar? El efecto contrario a este incremento de la actividad es la denominada astenia primaveral, un trastorno adaptativo asociado a estos cambios y de intensidad variable. Sus principales síntomas son la apatía o disminución de la motivación, la sensación de cansancio generalizado, la aparición de dificultades en la concentración, las alteraciones del sueño y la dificultad para conciliarlo, los episodios de ansiedad e irritabilidad, la disminución del apetito, o la aparición de dolores de cabeza.

Frecuentemente, estas alteraciones pueden desembocar en trastornos digestivos, que a su vez pueden ocasionar problemas dentales y favorecer la aparición de aftas en la cavidad bucal. Y no podemos obviar las consecuencias que pueden tener sobre nuestro sueño y descanso, que son fundamentales para mantener una adecuada respuesta inmunitaria que resulta clave ante trastornos como la periodontitis o enfermedad de las encías.

Debemos tener en cuenta también que durante la primavera son habituales las alergias, propiciadas por una respuesta inmunitaria excesiva ante determinadas sustancias, principalmente de origen ambiental, como el polen o las partículas de tierra presentes en el aire. Estos elementos provocan en las personas alérgicas la segregación de histamina, un potente vasodilatador que tiene como función combatir la acción de estos alérgenos.

Sin embargo, la segregación de histamina tiene como consecuencia la aparición de síntomas que pueden resultar muy molestos. Entre ellos destacan la sinusitis, caracterizada por la generación excesiva de moco que tiende a acumularse en la frente y los senos paranasales, la sequedad bucal y picor de garganta que se deriva del incremento de la respiración por la boca debido a la dificultad de poder hacerlo por la nariz, y la aparición asociada de tos seca y estornudos.

Además, debemos tener presente que muchos de los medicamentos antihistamínicos que suelen recetarse a los pacientes alérgicos suelen favorecer la sequedad bucal y de garganta, por lo que pueden exacerbar esta sintomatología. Esta acumulación de moco, la tos seca y los estornudos propician un incremento de la tensión en la musculatura de la mandíbula y las muelas, especialmente en las traseras, que puede ser motivo de la aparición de dolores dentales y de cabeza.

Como vemos, la llegada de la primavera puede tener un importante impacto en la salud, el bienestar y el estado de ánimo, y más si cabe en el caso de las personas mayores, que frecuentemente presentan cuadros de otras patologías que pueden verse afectadas por esta sintomatología. La pregunta que se plantea por tanto es, ¿qué podemos hacer?

Desde Lura Care queremos recordar que un aspecto fundamental es la adecuada alimentación e hidratación que, si bien ya lo es por norma general, adquiere todavía mayor relevancia durante estos estados. Debemos asegurar una suficiente ingesta de agua de al menos 2 litros al día, y promover una dieta rica en vitaminas, fibra y proteínas, que contribuya al correcto funcionamiento del sistema nervioso y a estimular la producción de neurotransmisores reguladores de las emociones. Idealmente esta ingesta puede distribuirse a lo largo de 5 comidas al día, intentando mantener unos horarios regulares, y evitando que sean excesivamente copiosas a fin de evitar las digestiones pesadas.

Y naturalmente, no podemos dejar de mencionar la importancia de mantener una óptima higiene bucodental. No podemos permitir que el malestar asociado a estos estados sirva de excusa para descuidarla, sino que debemos promover más si cabe nuestros hábitos de higiene oral. La finalidad es evitar la aparición de otros trastornos o molestias que puedan empeorar este malestar, como por ejemplo dolor dental que pueda contribuir a una mayor irritabilidad o interferir con el descanso nocturno.

Por este motivo, mantener el cepillado de los dientes tres veces al día y el uso de hilo dental para eliminar la suciedad y los restos de comida son muy importantes. Y resulta muy recomendable el uso de enjuagues bucales tras el cepillado, que nos ayudarán a mantener limpia tanto nuestra boca, como nuestra garganta si realizamos gárgaras, y que nos ayudarán además a mitigar síntomas como la sequedad bucal y el picor de garganta.

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