El 20 de marzo se celebra el Día Mundial de la Salud Bucodental, una jornada impulsada por la World Dental Federation (WDF) con la finalidad de fomentar la concienciación sobre la importancia de la salud bucodental, así como sobre el impacto que las enfermedades orales pueden ocasionar en el estado de salud general, el bienestar y la calidad de vida de las personas.
Y como cada año, miles de entidades, asociaciones y empresas en todo el mundo cuyas actividades se relacionan con la salud bucodental, se suman a esta efeméride con un espíritu de celebración. Es una inmejorable ocasión para poner en valor las múltiples líneas de actuación que se han impulsado a lo largo de los años, y que han tenido como reflejo una indudable mejora de la salud oral de millones de personas en todo el mundo.
Pero también debería ser un momento para la autocrítica, y para reconocer la alarmante exclusión de colectivos que no disponen de la atención odontológica que merecen para poder disfrutar del derecho a cosas que nos parecen tan básicas y sencillas como poder alimentarse con normalidad o sonreír sin avergonzarse. Estamos hablando de miles de personas mayores y personas con diversidad funcional, con diversos grados de dependencia o problemas de movilidad, y que por su situación no pueden acceder a las prestaciones odontológicas que necesitan.
Desde Lura Care lamentamos profundamente el papel residual al que se ha relegado a la odontología adaptada a nivel residencial en España, y que tradicionalmente ha contado con un escaso apoyo por parte de las administraciones, colegios profesionales, asociaciones y otras entidades de enorme relevancia para la autorización y la normalización de estos servicios.
A diferencia de otros países europeos como Francia o Alemania, que tratan la cobertura de la atención bucodental de forma similar a otros servicios de salud, España no ofrece dicha cobertura a través de los seguros sociales. En países como Reino Unido, Francia, Suecia y Alemania disponen además de una mayor profundidad en las coberturas para colectivos considerados vulnerables, que en el caso de España es apenas existente.
A nivel público, la insuficiencia de los recursos y la escasa voluntad política no han permitido desarrollar en nuestro país un modelo que dé respuesta a las acuciantes necesidades de estos colectivos. A lo que hay que añadir que las compañías privadas afrontamos innumerables dificultades administrativas para poder ofrecer servicios de atención residencial, pese a que la asistencia sanitaria pública no dispone de recursos para cubrir las enormes necesidades en este ámbito.
Y, por otra parte, nos hemos encontrado con alarmantes situaciones de rechazo de estos pacientes por parte de algunos profesionales de la práctica odontológica privada. Un rechazo que se produce debido a la complejidad que suponen los tratamientos, y a la imposibilidad de muchas de estas personas y sus familias para poder sufragar el coste de los tratamientos a los precios establecidos en el mercado.
Por este motivo, en Lura Care llevamos trabajando desde el año 2015 para romper la barrera de la movilidad, a fin de que todas estas personas dispongan de la asistencia que merecen y con un coste adaptado a sus posibilidades. Han sido unos años intensos durante los que hemos desarrollado un innovador modelo de servicios móviles de odontología, que prestamos en los propios centros o domicilios particulares siempre que resulte viable para evitar los desplazamientos de los pacientes.
Y a día de hoy podemos afirmar que es un modelo totalmente viable, como avalan los más de 100.000 pacientes que hemos atendido, la confianza que nos brindan las más de 1.000 residencias y centros de día con los que colaboramos, o la valoración global de 8,6 que nos conceden los familiares y las personas cuidadoras de los pacientes a quien hemos atendido.
Pero si bien nos sentimos muy orgullosos por todo lo que hemos logrado, todavía queda mucho por hacer. Solamente en España hay más de 4 millones de personas mayores con problemas de movilidad, y que requieren de servicios de salud bucodental que se adapten a sus necesidades. La odontología domiciliaria no es un capricho, es una verdadera necesidad social. Y de cómo abordemos esta necesidad dependerá lo que nos define como país y como sociedad.